Los años con una economía a la baja tienden a ser buenos negocios para la contratación de empresas de transporte. Asimismo, los años en los que la demanda de transporte supera a la oferta son buenos para los transportistas. El año 2016, sin embargo, quedará marcado como un año atípico. Esto se debe a que, a pesar de la crisis económica, muchos transportistas necesitan reajustar los precios de los fletes para no correr el riesgo de quebrar o ser adquiridos por otro jugador.
Figura 1: en tiempos de crisis, las tarifas de flete son un desafío para los transportistas y las industrias
Fuente: Wikipedia
El riesgo de quiebra existe porque, para la mayoría de los transportistas, los reajustes logrados en los últimos años no fueron suficientes para recuperar sus costos. Después de todo, aunque la demanda estaba cayendo, los principales rubros de los costos de transporte, como el diesel, la mano de obra y los peajes, continuaron sufriendo reajustes, a menudo anuales, ejerciendo presión sobre los costos de fletes. Como consecuencia, los márgenes de los transportistas se volvieron cada vez más estrechos y, entre 2011 y 2015, se pudo ver un crecimiento en el número de transportistas con pérdidas.
Sin embargo, del lado de las empresas contratistas, la lectura es que sería más fácil frenar las solicitudes de reajustes por parte de los transportistas. Después de todo, la demanda de transporte estaba cayendo (alrededor de un 5% en 2016) y muchos transportistas están inactivos y con parte de la flota parada en el patio.
Ante estas visiones tan diferentes de un mismo escenario, las empresas contratistas de fletes y los transportistas deberán sentarse a la mesa para discutir los precios de los fletes y la relación que quieren desarrollar. En el último caso, ambas partes deberán entender si quieren una relación de sociedad, en la que ambos quieren crecer y deben preocuparse por la salud financiera y la competitividad del socio, o si buscan una relación a corto plazo, en que lo más importante es el resultado inmediato.
Curiosamente, en conversaciones con grandes empresas contratistas de transporte de carga en Brasil, queda claro que el escenario es malo para ambas partes. Para 2016, el reajuste promedio del precio del flete debería estar entre 5% y 10%, una cifra muy por debajo de lo que desean los transportistas y por encima de lo que les gustaría a los cargadores.