En los lineales del sector de los congelados de los supermercados o en los pequeños congeladores personalizados de panaderías, bares y restaurantes, los helados y las paletas heladas siempre han llamado la atención y el gusto de grandes y pequeños, sobre todo en el calor del verano. Pero, ¿alguna vez se ha detenido a pensar en todo el esfuerzo logístico que se requiere para que estos productos estén disponibles en la consistencia esperada para su consumo en los puntos de venta?
Figura 1 – Congelador de helados en un supermercado
Fuente: Divulgación
Para empezar la lista de dificultades en la gestión de la cadena del helado, estamos hablando de un producto que se descongela a -17°C. Esto significa que desde el momento de su producción hasta el momento de su consumo, su temperatura no debe bajar a -20°C para no perjudicar su calidad. Algumas câmaras frias de armazenagem são projetadas para funcionar a -30°C ou até -40°C, com uma antecâmara para separação de pedidos e expedição funcionando entre 0°C e -10°C, onde o produto não deve ficar por mais de 15 minutos. Es decir, la rapidez en la expedición es un punto fundamental en esta operación.
Otro impacto importante de esta restricción de temperatura es el trabajo del personal de almacenamiento. Los operadores de cámaras frigoríficas deben estar equipados con equipos que les permitan trabajar en estas condiciones extremas, como protectores faciales y guantes, además, obviamente, de ropa térmica adecuada. Y aun así, la rutina de trabajo suele exigir que por cada 1 hora de trabajo dentro de las cámaras, el operario descanse durante 30 minutos en una habitación climatizada como forma de readaptación a la temperatura ambiente.
Otro punto clave para las operaciones de helados son los congeladores. Todas las ventas están limitadas a la pequeña capacidad de almacenamiento de los congeladores, a diferencia de los productos alimenticios no congelados, que pueden almacenarse en cualquier área de back office de POS. Esta restricción limita considerablemente el volumen de pedidos, lo que a su vez crea un desafío adicional para los operadores de rutas, quienes al mismo tiempo deben buscar optimizar la ocupación de los camiones y mantener el nivel de servicio.
Por si todos estos retos no fueran suficientes, seguimos hablando de un producto extremadamente estacional. El bajo consumo en los meses de invierno provoca que muchas operaciones estén inactivas. En estos momentos entran en juego los convenios con sindicatos, las vacaciones colectivas y el mantenimiento preventivo de la propia flota, todo en el sentido de intentar racionalizar los costes fijos en un periodo de bajas ventas.
Después de comprender todas las complejidades de la gestión de estas operaciones, ¡espero que pueda disfrutar aún más del helado en su próxima oportunidad!