El 20 de enero, Donald Trump jurará como el 45º presidente de los Estados Unidos. Entre los cambios políticos que se proyectan para su mandato, muchos de ellos tendrán un impacto directo en la logística global, principalmente en lo que se refiere a la regulación de importaciones e incentivos a la matriz energética.
Figura 1: Portacontenedores: símbolo del comercio mundial, que se espera experimente cambios severos durante el mandato de Trump
Fuente: Divulgación
El presidente electo ya ha dejado entrever en su discurso que adoptará medidas proteccionistas para estimular el desarrollo de la economía norteamericana, generando empleos e ingresos internamente. Para ello, Trump debería crear barreras arancelarias a las importaciones con el fin de desincentivar la existencia de plantas industriales en países con bajos costes laborales, medidas que deberían reducir uno de los mayores flujos de transporte marítimo del mundo, el flujo de Asia a EEUU. Difícilmente China y el Sudeste Asiático dejarán de ser un centro industrial mundial de la misma manera que EE.UU. no dejará de ser uno de los mayores mercados del mundo, pero este cambio de flujo influye directamente en los armadores, empresas que operan buques de carga. De la administración Trump se puede esperar una caída en los ingresos de estas empresas y un eventual aumento en el precio del transporte marítimo de carga.
Otra medida impactante ya adelantada por los discursos del presidente electo es el estímulo a las energías no renovables, ya que EE.UU. cuenta con abundantes reservas de petróleo, gas y carbón en su territorio. Este probable incremento en la producción de combustibles fósiles tiende a influir negativamente en los precios en el mercado internacional, agravando la situación económica en regiones exportadoras predominantemente de estos energéticos, como Medio Oriente y Venezuela. A pesar de estimular la economía local, estas medidas van en contra de la política de las principales potencias mundiales, que se han comprometido a la reducción gradual de energía de fuentes no renovables en reuniones y foros climáticos. En este punto, EE. UU. tiende a moverse en la dirección opuesta al resto del mundo, otra señal más de incertidumbre para la futura administración de Trump.
Por estas y otras razones, todos estaremos siguiendo de cerca el inicio del mandato del futuro presidente norteamericano.
Referencias:
<http://www.scdigest.com/ontarget/16-12-12-1.php?cid=11656>