Un barco tarda 24 días en recorrer las 11.612 millas náuticas que separan los puertos de Shanghai, en China, y Pecém, en Ceará. Entre Santos (SP) y Pecém hay tres días y medio de viaje para recorrer 1.776 millas náuticas. Sin embargo, transportar una tonelada de acero de China a Ceará cuesta alrededor de US$ 55. Mientras que en la ruta entre Santos y Pecém el precio es el doble, US$ 120. No es difícil entender las razones por las cuales las siderúrgicas brasileñas, que están principalmente en el Sudeste, tienen poca presencia en el Norte y Nordeste”, dice Carlos Loureiro, presidente del Sindicato Nacional de Empresas Distribuidoras de Productos de Acero (Sindisider).
La deficiencia de la infraestructura logística brasileña es señalada por ejecutivos del sector como uno de los principales factores que reducen la competitividad de las siderúrgicas, con impactos tanto en el costo de producción como en la disposición del acero. “Brasil es un país continental y no tenemos suficientes vías férreas, muchas carreteras son de mala calidad y el cabotaje aún está subdesarrollado en el país”, dice Sergio Leite, vicepresidente comercial de Usiminas.
Usiminas extrae mineral de hierro en Serra Azul (MG) que abastece a sus plantas de Ipatinga (MG) y Cubatão (SP). Para llegar a São Paulo, el transporte tanto del mineral como de las láminas de acero desde Minas utiliza las líneas ferroviarias de MRS Logística y VLI. Un problema, tienen diferentes calibres. “Perdimos un día solo para hacer transbordo entre una red ferroviaria y otra”, dice Leite. El transporte por carretera tampoco es una mejor opción. Ipatinga es servida por la BR 381, que tiene una vía única a Belo Horizonte que solo en 2014 se convirtió en parte de los planes de duplicación del gobierno federal.
La distribución de los productos de la acería es realizada por una red de 19 empresas, con sus actividades concentradas principalmente en el eje Sur-Sureste. Las excepciones son la asociación con un distribuidor en Amazon y dos centros de distribución que pertenecen a la propia Usiminas, uno en Camaçari (BA) y otro en Suape (PE), que atienden respectivamente a Ford y Fiat. “Sin estas unidades, sería imposible trabajar en el modelo justo a tiempo adoptado por las automotrices”, dice el ejecutivo. Según Sergio Leite, los costos logísticos hacen que los productos de la empresa no sean competitivos en otros estados del Norte y del Nordeste.
Las deficiencias logísticas del país también llevan a las siderúrgicas a invertir su propio capital en infraestructura, recursos que podrían ser utilizados en su principal negocio, la producción de acero. Usiminas, por ejemplo, posee el 25% del capital de MRS Logística, y dos terminales marítimos para la salida de su producción y la recepción de carbón importado. Una terminal está en Cubatão, en el área de influencia del puerto público de Santos. La otra está en Praia Mole, junto al puerto de Vitória (ES), ésta en sociedad con Vale y Gerdau.
Jefferson De Paula, director general de ArcelorMittal Aços Longos, dice que los costos de logística en Brasil son un 35% superiores a los incurridos en la sucursal de EE. UU. “Parte de este costo se traslada a los clientes, generando una pérdida de competitividad en toda la cadena productiva. Otra parte la absorbimos, que representa menos rentabilidad”, dice.
Según cálculos del ejecutivo, la empresa gasta US$ 425 millones por año en logística y podría ahorrar US$ 130 millones si la infraestructura brasileña tuviera el mismo estándar que la estadounidense. ArcelorMittal Aços Longos tiene seis fábricas en el Sudeste que atienden a 70 clientes en el país y el 75% del transporte se realiza por carretera. Existen 120 centros de distribución y 26 unidades de servicio destinados a la construcción civil. En São Paulo, la empresa tiene un polo que concentra mercancías y, hasta 2015, deberá invertir R$ 60 millones en dos nuevos polos, uno en el Nordeste y otro en el Medio Oeste.
Jorge Augusto Doria Nascimento Silva, gerente general de la cadena de suministro de Votorantim Siderurgia, dice que las empresas invierten cada vez más en la planificación de las redes logísticas, la optimización de la red de distribución y la tecnología para controlar los flujos. Pero el esfuerzo tropieza con cuellos de botella en la infraestructura del país. “Votorantim Siderurgia mueve casi 3,5 toneladas de materias primas, insumos y productos por cada tonelada vendida, los costos logísticos afectan directamente nuestra competitividad”, dice.
La empresa posee tres plantas en Brasil, en Barra Mansa (RJ), Resende (RJ) y Três Lagoas (MS), además de una unidad en Colombia y otra en Argentina, que suman una capacidad de 2,5 millones de toneladas por año de acero largo. La mayor parte de la producción se envía por carretera. A finales del año pasado, la empresa pasó a utilizar el cabotaje para llevar productos de Río al Norte.
Para Nascimento Silva, los nuevos modelos de concesión que se están adoptando para carreteras y vías férreas y el desarrollo de proyectos en hidrovías, cabotaje y terminales multimodales ayudarán a desbloquear el movimiento de carga en el país y, con ello, reducir los costos logísticos. . “Pero necesitamos acelerar este proceso”, dice. El Programa de Inversiones en Logística (PIL), presentado en 2012 por el gobierno federal con una previsión de inversión de R$ 240 mil millones, ha avanzado poco hasta ahora.
Fuente: Valor Econômico
Por: Domingos Zaparolli