Hace un mes, la gerente Mónica Barros publicó una publicación sobre cómo Internet puede acercar la industria al mercado de consumo. El texto cuenta cómo algunas empresas manufactureras han creado su propio e-commerce como canal de venta directo a sus clientes y otras tienen sus productos publicitados en las páginas de los grandes minoristas, pero se encargan de entregar el producto al consumidor final.
En este contexto, el inventario total de productos terminados de la cadena de suministro pasa a ser responsabilidad de la industria. Si bien la publicidad y la venta corresponderían al comercio minorista, la industria sería responsable de toda la operación logística, poniendo a disposición del comprador el artículo vendido a través de la producción, el almacenamiento y el transporte.
Este aumento de responsabilidad logística para la industria trae una serie de complejidades a la operación, como mayores inventarios, necesidad de una red más dispersa, fraccionamiento del transporte, entre otros. Sin embargo, también puede traer beneficios derivados de la aproximación con el consumidor final. Y uno de los principales beneficios de reducir los intermediarios en el flujo de productos es minimizar el efecto látigo.
El efecto látigo se produce por la falta de visibilidad de la demanda real a lo largo de una cadena de suministro, que es consecuencia del formato de las relaciones tradicionales entre los eslabones. En general, cada eslabón de la cadena trata de administrar su demanda de la mejor manera posible, manteniendo niveles de inventario que aseguren el abastecimiento a su cliente. La gestión independiente de los inventarios de la cadena genera picos y valles en los pedidos que generan pérdidas en los eslabones de la cadena en varios niveles. Cuanto más lejos del consumidor final, mayores tienden a ser los valles y picos de demanda y mayores las consecuencias del efecto látigo, que provoca exceso de inventario en unos momentos y desabastecimiento en otros.
Figura 1 – Ilustración del Efecto Bullwhip
Fuente: Slack at al (1999)
Para reducir el efecto látigo, las empresas han buscado una mayor integración de la cadena de suministro en un intento por aumentar la visibilidad de la demanda y los inventarios reales. Sin embargo, este tipo de relación requiere sistemas tecnológicos avanzados y mucha confianza entre proveedores y clientes de la cadena, lo cual no es fácil de conquistar en un contexto en el que cada empresa busca maximizar su propio beneficio.
Al extinguirse los intermediarios entre la industria y el consumidor final, deja de ser necesaria la búsqueda de integración y decisiones sincronizadas entre los eslabones de la cadena, y automáticamente deja de existir el efecto látigo. Esto se debe a que la planificación de la demanda de la industria comienza a tener como entrada la demanda real del consumidor.
De esta forma, el comercio electrónico puede acabar con uno de los grandes villanos que rondan las cadenas de suministro tradicionales desde los años 60, el efecto látigo, al acercar la industria al verdadero financista de toda la cadena: el consumidor final.
Referencias
https://ilos.com.br/web/fraldas-cerveja-e-efeito-chicote/
https://ilos.com.br/web/internet-e-suas-mudancas-constantes-na-logistica-das-empresas/
https://ilos.com.br/web/uma-revisao-dos-programas-de-resposta-rapida-ecr-crp-vmi-cpfr-jit-ii/
SLACK, N. y col. Gestión de la producción. San Pablo: Atlas, 1999.