El año aún no ha terminado, pero él ya está comprometido. Al menos, para los transportistas brasileños. La Confederación Nacional del Transporte (CNT) dio a conocer esta semana un estudio que muestra que hubo una caída del 61% en la facturación de los transportistas este año, mientras que el 72% de las empresas tuvo un aumento en sus costos operativos.
La noticia es bastante preocupante, teniendo en cuenta que hace tiempo que el escenario es malo, en un sector que trabaja con márgenes muy ajustados. Aún en 2014, una encuesta del IPEA señalaba que el 25% de los transportistas nacionales había cerrado ese año con pérdidas, mientras que el 25% tenía una ganancia neta entre 0% y 2% y otro 25% cerró con una ganancia neta entre 2% y 5 % El hecho es que solo el 20% logró una ganancia neta entre el 5% y el 10% en ese período, y solo el 5% tuvo una ganancia superior al 10%.
Ciertamente, el mal momento de los transportistas brasileños es otro triste reflejo de la crisis financiera que afecta a Brasil en los últimos años. Los números prueban el tamaño del problema para los transportistas. Hasta agosto de 2016, la demanda de transporte de mercancías por carretera había descendido un 4,6% respecto a 2015, repitiendo prácticamente el año anterior, que ya había descendido un 4,7%.
Como mencioné en una publicación anterior, existe una relación directa entre el PIB de Brasil y la demanda de transporte por carretera. Cuando cae el PIB, el manejo de camiones cae a un ritmo mayor, y cuando sube, el manejo se dispara. Es decir, la carretera funciona como una especie de amortiguador del transporte en el país. Debido a la falta de inversiones en otros modos, los camiones manejan el movimiento de carga adicional cuando la economía está creciendo. Así que, naturalmente, cuando la economía se contrae, es el transporte por carretera el que más sufre la crisis.
A pesar del mal resultado de 2016, los ejecutivos de las aerolíneas se muestran optimistas para 2017. Más de la mitad de los entrevistados cree que el número de viajes aumentará en 2017, lo que refleja una expectativa de aumento del PIB con respecto a 2016, aunque la gran mayoría garantiza que así será. No invertir en vehículos nuevos para el próximo año. A la vista de las cifras recientes presentadas por el propio Gobierno Federal, parece una buena política. Con las últimas reducciones de las previsiones del PIB para 2017 (del 1,21% de hace cuatro semanas al 0,98% actual), el momento es de cautela.