China, Brasil y Perú preparan un acuerdo preliminar para construir una megavía férrea que uniría a los dos países sudamericanos, creando un corredor ferroviario entre el Atlántico y el Pacífico. La obra está estimada en R$ 30 mil millones.
Folha conoció que el gobierno brasileño incluirá tramos de la vía férrea Transoceánica en el plan de inversiones que anunciará la presidenta Dilma Rousseff en junio. La próxima semana, el primer ministro chino, Li Keqiang, llegará a Brasilia para cerrar alianzas con el Palacio del Planalto.
La idea es que empresas del país asiático participen en futuras subastas para llevarse algunas de las partes del paquete. Ministros y técnicos de la Esplanada afirman que avanzan las negociaciones del tramo Campinorte, que conecta Goiás con Lucas do Rio Verde (MT), el cinturón agroindustrial brasileño, por donde pasa la mayor parte de la producción nacional de granos.
Hay tramos brasileños que ya habían sido lanzados en el programa de concesiones de 2012 de Dilma, pero hasta hoy no han sido subastados.
Según el diseño original, la Transoceânica parte de Río de Janeiro, pasa por MG, GO, MT, RO y AC y, de allí, se dirige a Perú.
La construcción de un emprendimiento que cambiaría el mapa del sistema logístico internacional enfrenta fuertes reservas por el alto costo de construcción para cruzar la Cordillera de los Andes.
SOJA MÁS COMPETITIVA
Ya entusiastas del proyecto, incluida la presidenta Dilma, argumentan que el tramo entre los dos países abriría una salida para los productos brasileños a través del Pacífico, haciéndolos más competitivos.
La soja brasileña, por ejemplo, tiene dos rutas para llegar a China: los puertos de Santos (SP) y Belém (PA). En el primero, hay 30 días de viaje por el Atlántico. En la segunda, saliendo de Belém, por el Canal de Panamá, hay 35 días.
Un viaje de Perú a China toma una cantidad de tiempo similar. La gran diferencia, ahí, está en el tiempo entre la región productora, Mato Grosso, y el puerto.
China depende de los productos agrícolas brasileños, pero quiere una alternativa al Canal de Panamá, bajo influencia estadounidense. La necesidad de una ruta competidora terminó despertando el interés en el paquete de concesión ferroviaria de Dilma.
En noviembre, Brasil, China y Perú ya habían firmado un memorando de entendimiento al respecto. El objetivo ahora es ir un poco más allá e intentar establecer cronogramas para la realización de los estudios técnicos.
En julio de 2014, Rousseff y el líder chino Xi Jinping ratificaron la cooperación que permite la inversión china en los ferrocarriles brasileños.
La nueva fase de concesiones se realizará mediante otorgamiento oneroso (gana la empresa que presente la oferta más alta), contrario al sistema adoptado en 2012.
En el diseño antiguo, que apenas despertaba el interés del sector privado, el Tesoro Nacional ayudaba a financiar las iniciativas. Hoy, sin embargo, no hay recursos para esto.
fuente: valor
Por: Bettina Barros