En tu última publicación, Gisela comentó sobre la creciente preocupación de la sociedad por el destino final de los productos luego de su uso por parte del consumidor. La logística inversa que practican las empresas de bebidas, electrónica, baterías, llantas y focos se ha popularizado y ya es reconocida por parte de la población. El mismo reconocimiento, sin embargo, no se observa en el mercado de la confección.
En la última década asistimos al crecimiento de la moda rapida. Cadenas como Zara, H&M y Forever 21 han conquistado el mundo al acercar a la población de manera rápida y sencilla las tendencias que se ven en las pasarelas de moda. Sin embargo, las docenas de colecciones anuales lanzadas por estas redes ayudaron a acelerar la disposición de la ropa. Para poder comprar artículos de las colecciones que se exhiben en los escaparates cada dos semanas, los consumidores también comenzaron a deshacerse de los artículos en sus armarios con mayor rapidez. Este movimiento impulsó otro mercado, desconocido para gran parte de la población: el mercado de la ropa usada.
Figura 1: Ingresos anuales del comercio mundial de ropa usada
Fuente: The Wall Street Journal
Cada mes, miles y miles de ropa usada llegan al Puerto de Kandla, ubicado en India, para ser reutilizada. Gran parte de las piezas son vendidas por organizaciones benéficas de países desarrollados a intermediarios y llegan a India, u otros centros de la red global de reutilización de ropa de segunda mano, para ser recicladas o revendidas a países en vías de desarrollo.
El proceso comienza con la separación de partes. Mientras algunos trabajadores escudriñan las pilas de ropa en busca de objetos preciosos como monedas y relojes, otros buscan piezas de marcas de alta costura con la ayuda de carteles que les ayuden a reconocer artículos de marcas como Armani y Prada. Luego, la ropa se divide por tipo y color, separando las piezas manchadas, rotas o demasiado grandes para transformarlas en prendas menos nobles.
Del monto total de la ropa, solo el 30% se revende tal como llegó. Al resto se les quitan las cremalleras y los botones para ser reutilizados y la tela se rasga para usarse como trapos en los talleres o se transforman en fibras que luego se convertirán en mantas utilizadas por instituciones humanitarias.
A pesar de que India es uno de los principales centros de la red mundial de reutilización de ropa, la venta de artículos está prohibida en el país para reducir la competencia con el mercado textil local. Lo mismo ha sucedido en otros países en vías de desarrollo, hecho que, sumado a la desaceleración económica observada en algunos países africanos -el continente es destino de alrededor del 90% de las piezas- ha ido impactando en la demanda y, en consecuencia, en todo el negocio.
La acumulación de ropa sin destino preocupa tanto a las empresas que forman parte de la cadena de reciclaje como a los gobiernos y la sociedad, que cuestionan los impactos ambientales que puede traer el aumento en el desecho de ropa. La cadena H&M ya ofrece descuentos para clientes que traigan ropa usada y practica el reciclaje de ropa internamente. La expectativa es que otras empresas tomen iniciativas similares y que la cadena textil también pague por el desecho de la ropa después de su uso por parte del consumidor.
Para los interesados en el tema, el mini-documental Unravel muestra un poco más de esta red de reciclaje a través de los ojos de las mujeres indias, revelando una enorme diferencia económica y cultural entre países.
Referencias
<http://www.wsj.com/articles/fast-fashion-cast-offs-fuel-global-recycling-network-1466962488>
<http://br.wsj.com/articles/SB12492349878592523674804582155470553547632>
<https://ilos.com.br/web/custo-ambiental-entrara-na-conta-do-consumidor/>