Según los datos más recientes sobre emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en Brasil, en 2021, el país fue responsable de la emisión de 2,4 mil millones de toneladas de CO2 equivalente (CO2e) – medida internacional cuyo objetivo es establecer la equivalencia entre todos los GEI y el dióxido de carbono – lo que representa un aumento del 12% con relación al año anterior y el valor más alto jamás registrado desde 2006.
El transporte de mercancías se ha convertido en un importante contribuyente a las emisiones de CO2y en el sector energético, que representa el 25% del sector y el 5% del total de las emisiones brasileñas en 2021. Con un aumento del 9% en las emisiones respecto al último año y del 54% respecto a los últimos 20 años, las emisiones del transporte de carga alcanzaron el valor de 109 millones de toneladas de CO2y, el segundo valor más alto de la serie histórica, regresando a niveles cercanos a los observados en 2014 –cabe resaltar que estos números no incluyen el transporte de carga internacional–.
Figura 1 – Serie histórica de emisiones del transporte de mercancías en Brasil, en millones de toneladas de CO2y, de 200 a 2021.
Fuente: SEEG. Análisis ILOS.
El modal por carretera es responsable del 94% de las emisiones del transporte de carga –lo que demuestra la alta dependencia logística de Brasil de este modal–, seguido por la vía fluvial y el ferrocarril, que representan sólo el 3% cada uno. Estas emisiones provienen especialmente de la quema de combustibles fósiles, principalmente diésel de petróleo, gasolina de automoción y fueloil.
Figura 2 – Emisiones en el transporte de carga por modal y combustible en Brasil, en millones de toneladas de CO2y, en 2021.
Fuente: SEEG. Análisis ILOS.
Si bien las estadísticas presentan un panorama desafiante, también existen importantes oportunidades para la descarbonización del transporte de carga. Para lograr emisiones cero o negativas, las empresas deben adoptar enfoques sostenibles e innovadores.
La electrificación de los vehículos aparece como una alternativa prometedora. Aunque todavía no está disponible para todos los tipos de vehículos, la transición a los vehículos eléctricos puede reducir sustancialmente las emisiones de GEI. Sin embargo, la implementación requiere un ecosistema de apoyo, que incluya infraestructura de cargadores, equipos de reparación específicos y reentrenamiento del personal.
Como parte de una estrategia de transición, se pueden adoptar otros enfoques sostenibles, como, por ejemplo, la adopción de combustibles menos contaminantes, la renovación del parque de vehículos, el uso de modos más sostenibles y la inversión en tecnologías de pavimentación más eficientes.
La presión para lograr la descarbonización es más fuerte que nunca y algunas empresas han estado avanzando y promoviendo acciones con el foco en volverse carbono neutral. Sin embargo, se espera que esta tendencia se acelere cuando las regulaciones exijan la divulgación de la huella de carbono de los productos y servicios. Esto debería crear un nuevo escenario de comparación y competencia entre organizaciones, que deben actuar de forma proactiva para adaptarse a esta nueva era de sostenibilidad.
Las emisiones de GEI del transporte de mercancías representan un desafío urgente para el sector de la logística y la cadena de suministro. Sin embargo, estos desafíos también traen consigo importantes oportunidades para la adopción de prácticas sostenibles e innovadoras. La transición hacia la descarbonización es una necesidad innegable y una valiosa oportunidad para que las empresas se destaquen como líderes en la construcción de un futuro más verde y responsable.