En el último mes hablé con grandes empresas que operan en Brasil y me alegró saber que muchas de ellas están utilizando el cabotaje como su principal medio de transporte para largas distancias. El transporte por carretera, que hasta hace poco era el principal modo utilizado, ha pasado a ser secundario para estas empresas. Es decir, comenzamos a ver casos en los que el transporte por carretera se convirtió en la excepción y el cabotaje en la regla.
Muchas empresas dijeron que comenzaron a utilizar el cabotaje debido al costo más atractivo. Se sabe que dependiendo del tipo de producto y de la distancia a recorrer, la reducción de costes puede variar entre un 20% y un 35% en comparación con el transporte por carretera.
En años de crisis, como 2015 y, según las previsiones, también 2016, una reducción de esta magnitud es significativa y muy bienvenida. Cabe recordar que el transporte es responsable, en promedio, de casi el 60% de los costos logísticos de una empresa, lo que hace que la reducción de costos en esta actividad sea una palanca para el margen y, en consecuencia, para la rentabilidad de las empresas.
Además, la percepción de las empresas usuarias es que en los últimos años los armadores han invertido en nuevos barcos, nuevas rutas y mayor frecuencia, facilitando así el uso de este modal. El punto de atención para los armadores parece residir en la vía complementaria al servicio de cabotaje. La mayoría de las empresas que han intentado usar el cabotaje para entregar directamente a sus clientes, y no solo para las transferencias entre sus almacenes, dicen que el problema está en el punto final de entrega. Como resultado, estas empresas pisaron el freno y volvieron al transporte por carretera.
El desafío para los armadores es cómo resolver este problema y brindar el nivel de servicio que satisfaga los requisitos de los clientes de sus clientes. Cuando descubran esa respuesta, tendremos un nuevo nivel de cabotaje en Brasil.