El gobierno está considerando extender el plazo de los contratos portuarios anteriores a 1993 que vencieron o están por vencer, posibilidad que ya no se consideró. La mayoría de estas terminales continúan operando por medio de una medida cautelar, considerando que tienen derecho a permanecer en el área que pertenece a la Unión. “Hay una discusión con el Congreso y en el gobierno para que se haga un decreto presidencial que permita la operación de barcos anteriores al 93”, dijo ayer el ministro de Puertos, Helder Barbalho, en el “Forum Infraestrutura de Transporte”, de la periódico "Folha de S. Paul".
Si esto realmente sucede, parte de los 93 arriendos previstos en el programa de concesiones portuarias no irán a subasta. En el puerto de Santos (SP), por ejemplo, hay cuatro empresas con contratos anteriores a 93 que aún están abiertos y cuyas áreas están en la lista de nuevos arrendamientos. Por el momento, sin embargo, la Secretaría de Puertos (SEP) no trabaja con el escenario de retirar terminales de la subasta, ya que el decreto es solo una posibilidad cuyo aval depende de una evaluación de varias áreas de gobierno.
Cuestionado por los periodistas, el ministro no dio más detalles sobre el tema, que fue uno de los más polémicos durante el transcurso de la nueva Ley de Puertos, de 2013. La Asociación Brasileña de Terminales Portuarios (ABTP), defensora de un plazo adicional para estos contratos, estima que sólo entre sus miembros hay 30 terminales pre-93 que inmediatamente podrían invertir R$ 11 mil millones en instalaciones, lo que sería ideal para la
gobierno para crear una agenda positiva y desbloquear inversiones en el sector.
Las empresas con terminales anteriores a 93 escuchadas por Valor ya han dicho que tienen la intención de impugnar los avisos si el gobierno realmente lleva a subasta las áreas donde están instalados. Esta fue una de las razones que llevó a la SEP a cambiar la composición de los bloques a subastar, priorizando zonas libres de impasse judicial. La primera etapa del programa de leasing se realizará el día 9, en la BM&FBovespa. Se subastarán cuatro terminales, tres en Santos (dos para celulosa y uno para granos) y uno en Vila do Conde (PA), para granos.
Los contratos anteriores al 93 son de una época anterior a las licitaciones portuarias. Las empresas tenían un contrato de arrendamiento (generalmente válido por 10 o 20 años) con las empresas portuarias que se renovaba sucesivamente.
Pero en 1993, con la primera Ley de Puertos (N° 8.630), el criterio para que una entidad privada explorara un área portuaria de la Unión pasó a ser el proceso de licitación. El plazo del arrendamiento ahora tiene un tope de 25 años, renovable por el mismo período una sola vez. La ley decía que los terminales que la precedieron debían ser “adaptados” en sus plazos, pero eso, dice la ABTP, nunca se hizo.
Desde entonces, el gobierno ha estado diciendo que estos terminales ya no tenían derecho a un período adicional porque no había respaldo legal para permitir más tiempo para la exploración de áreas públicas que no habían sido licitadas.
“Tiene que haber pragmatismo en este país, el pragmatismo no implica ideología. ¿Qué le importa al país? No es la inversión, ¿no es el interés público?”, dijo a los periodistas con una sonrisa el presidente de la ABTP, Wilen Manteli, después de escuchar el discurso de Barbalho.
La ABTP viene defendiendo la publicación de un decreto con plazo adicional a los contratos anteriores al 93 desde que se sancionó la nueva Ley de Puertos, en 2013. Según Manteli, la idea sería dar a los diez años que el Congreso aprobó en la tramitación de la Ley. “La presidenta Dilma vetó no el derecho de adecuar el plazo, sino la competencia de prorrogarlo, que es de la autoridad concedente y no del Congreso”.
Fuente: Valor Econômico
Por: Fernanda Pires