En una publicación anterior, el Beatris Huber explica las cinco funciones de inventario, describe por qué existen, en qué casos se emplean y sus propósitos. Para definir el ciclo y stocks de seguridad, es necesario tener a la mano, entre algunos datos, la demanda del producto. Si conocemos esta información de antemano, como en el caso de un pedido, sabremos directamente cuál será la demanda futura. También podemos, a través de registros históricos de ventas, realizar un pronóstico de la demanda a través de métodos matemáticos. Pero hay casos en los que no tenemos demanda futura o demanda histórica, por ejemplo, en el lanzamiento de nuevos productos. En este caso, ¿cuánto debemos tener en stock?
Hay dos casos: el primero es el lanzamiento de nuevos productos que tienen predecesores similares (innovaciones incrementales) como, por ejemplo, un nuevo sabor de jugo que se agrega a una cartera existente de varios otros sabores. En este caso, es posible utilizar la curva de demanda de un SKU existente (un jugo de otro sabor), analizar los datos de rampa desde el inicio de su ciclo de vida, actualizarlos en función de los datos y las expectativas del mercado y planificar la demanda de el nuevo producto de acuerdo con estos valores.
Figura 1: los lanzamientos de productos similares pueden tener una demanda futura basada en la demanda histórica de productos de la misma familia.
Fuente: Wikimedia Commons
El segundo caso se da para las innovaciones disruptivas, cuando no existen productos similares con los que se pueda estimar una relación o un paralelismo. En este caso, tendremos dos dificultades: la primera es la falta de datos históricos para estimar el comportamiento futuro. La segunda es de modelado, ya que utilizar la curva normal tradicional puede no ser lo más adecuado, ya que no es posible afirmar que un producto, al momento del lanzamiento, tendrá este comportamiento. A continuación se presentarán sugerencias sobre cómo abordar estas dos dificultades.
Para el problema de falta de datos históricos, una sugerencia sería el uso de la técnica Delphi, un método sistemático de comunicación, en el que se convoca a especialistas de procesos a responder cuestionarios sobre sus convicciones sobre qué valores de demanda puede asumir un determinado producto. De esta forma se obtendrían valores de referencia para ser utilizados. Con información de cuál sería la demanda mínima y máxima del nuevo producto, por ejemplo, sería posible trazar una curva uniforme, como se muestra en la figura 2. A partir de la definición del nivel de servicio a ofrecer, la cantidad retenida en stock Q se puede definir a partir de la siguiente ecuación.
Figura 2 – Curva uniforme con valores máximos y mínimos esperados para el lanzamiento de un nuevo producto.
Fuente: OIT
Además de la curva uniforme, existen otras posibilidades, desde curvas estandarizadas que consideran un conjunto de variables (criticidad, respuesta de la competencia, absorción, etc.) para definir valores. La elección entre usar una curva uniforme, exponencial o logarítmica, por ejemplo, dependerá de la experiencia de los gerentes y especialistas en el área involucrada. Algunos software de planificación y gestión de inventario también pueden sugerir curvas en sus propias bases de datos.
Cabe señalar que tal definición no es adecuada para productos con baja o muy baja rotación. En estos casos, dado que el valor de las piezas suele ser elevado, el mantenimiento de existencias puede ser un obstáculo y no es aplicable dicho método de planificación y gestión de existencias.
Referencias:
WANKE, Pedro. Gestión de inventarios en la cadena de suministro: decisiones y modelos cuantitativos. Editorial Atlas SA, 2000.