Según una encuesta realizada por JCC Cargo Watchlist y publicada en la primera semana de marzo, Brasil ahora es considerado el sexto país con mayor riesgo para el transporte de carga. El índice tiene en cuenta las zonas de guerra, donde transitar con carga se vuelve mucho más riesgoso y peligroso, además de otros factores como huelgas, piratería y robo de carga.
Brasil está solo detrás de Yemen, Libia y Siria (empatados en el primer lugar), Afganistán y Sudán del Sur. Es importante señalar que todos estos países por delante de Brasil han estado enfrentando conflictos armados en los últimos años. Brasil ocupa la 6ª posición exclusivamente por los robos de carga que, año tras año, son más sofisticados y frecuentes.
De enero a marzo de 2017, empeoramos en el ranking. Este aumento fue impulsado por el aumento de la criminalidad en las principales carreteras que cruzan los estados de Río de Janeiro y São Paulo. Juntos, estos dos estados representan alrededor del 80% de los robos de carga. En Río de Janeiro, los robos son más frecuentes en comunidades dominadas por el crimen o las milicias, donde las cargas se quitan rápidamente del camión y se pasan a los intermediarios. En São Paulo, los robos son realizados por bandas especializadas vinculadas a grandes facciones criminales.
Entre las carreteras más peligrosas, se destacan los tramos de las carreteras BR-116 (Curitiba – São Paulo y Río de Janeiro – São Paulo); SP-330 (Uberaba – Puerto de Santos) y BR-050 (Brasília – Santos). Es importante recalcar que algunas de estas carreteras están concedidas al sector privado, donde se paga peaje, pero la seguridad pública sigue siendo un problema.
En última instancia, el aumento del robo de carga repercute en el transporte de mercancías. En trayectos de hasta 100 km el coste del seguro ronda el 4%, en trayectos superiores a 1.000 km es del 2%. El problema es que este coste puede duplicarse si las cargas pasan por tramos peligrosos. Y en casos más extremos, cuando hay necesidad de contratar una escolta armada, el coste de la seguridad puede llegar a 1/3 del coste del transporte.
De todos modos, además del riesgo para el conductor y la operación, los robos acaban repercutiendo en el coste del flete y, en definitiva, en el precio que pagamos por los productos. La pregunta es: ¿cuándo se resolverá este problema en nuestro país?
Enquanto isso não é resolvido, os executivos de logística são desafiados diariamente a lidar com os roubos, a contratar seguros cada vez mais caros e, principalmente, a treinar os motoristas e equipes para que, em situações de risco, eles não reajam e não percam sus vidas.